Está claro que los niños necesitan la figura de un adulto que les acompañe, cuide y proteja. Aprenden de nosotros, no hay duda.
Pero otra cosa tambien es cierta, que ellos son grandes maestros y hacen que volvamos a nuestra niñez y disfrutemos y redescubramos las pequeñas cosas de la vida, esas que te hacen ver lo bonito de cada momento.